dilluns, 20 de setembre del 2010

Expulsió de gitanos de Frància - una reflexió interessant

Arran de l'escàndol de l'expulsió col·lectiva per part del govern francès, de gitanos romanesos, que són ciutadans de la Unió Europea i per tant són titulars del mateix dret de lliure circulació que qualsevol altre ciutadà europeu, reproduïm un article aparegut a La Vanguardia del 17/09/2010.
Gitanos expulsados de Francia
Las expulsiones por el Gobierno francés de comunidades gitanas de nacionalidad mayoritariamente rumana pueden tener repercusiones que van más allá de la propia situación creada con la población romaní, para afectar de forma imprevisible a las políticas de inmigración. Este asunto está dejando entrever la importancia que tiene en la UE la inmigración de nacionales de sus propios estados miembros; de ahí provienen más de un tercio de los residentes extranjeros en la UE, principalmente de Rumanía (con dos millones de inmigrantes), Polonia, Italia y Portugal. El cuestionamiento que Francia parece estar haciendo del derecho de estas personas, incluyendo las de etnia gitana, a circular libremente por Europa, y los efectos que de ello pueden derivarse para otros estados, debería estar sometido a un mayor grado de intervención de la UE con la participación de todas las administraciones implicadas en inmigración.Con las expulsiones colectivas de una comunidad como la gitana se ataca la prohibición de discriminación por razón de etnia o raza, uno de los valores básicos de la UE: hecho particularmente grave por cuanto no se está vulnerando este principio antidiscriminatorio a un individuo, sino que se está realizando de forma colectiva, asociando las expulsiones a la pertenencia a una etnia a la que se atribuyen determinados estereotipos negativos, creando así el semillero de xenofobia y racismo. Estas actitudes no deben vincularse de forma exclusiva con la inmigración, pues también pueden afectar a ciudadanos españoles (por ejemplo, los de etnia gitana), pero la vinculación que la sociedad efectúe entre la atribución de unos supuestos valores negativos a una comunidad y su expulsión puede poner en peligro la cohesión social en los diversos estados con su propia población inmigrante.En el debate sobre la actuación francesa hay un aspecto solapado fundamental en las políticas de inmigración: con la situación creada en Francia parecería que se prioriza la adopción de decisiones de expulsión por encima de las de integración, cuando el eje en el que pivota toda gestión en materia migratoria es este último principio. Integrar a los inmigrantes requiere tanto la implicación activa de estos como de la sociedad que los acoge, ámbito en el que la intensificación de esfuerzos para evitar ciertos discursos puede haber pasado a constituir una urgenciaF. CAMAS RODA,director de la cátedra de Inmigración de la Universitat de Girona

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